miércoles, 13 de enero de 2010

CUANDO YA NO ESTAS...

Es sabido por todos que nuestra presencia en este planeta llamado Tierra es solo cuestión de tiempo ya que tarde o temprano terminaremos dejándolo, aunque normalmente no imaginamos cómo ni cuándo. Debe existir algo que les indica a las personas que están próximas a morir que es momento de completar lo pendiente ya que hay muchos casos donde logran despedirse, saldar cuentas y sanar relaciones.

Mi abuela logró vernos a todos y despedirse muy a su estilo de cada uno, sé que literalmente descanso en paz pues fue en pleno sueño cuando dejo de respirar. Aún así para todos los que la amamos ha sido un proceso complicado y doloroso. No hay palabras que alivien la pena de perder a un ser tan querido, incluso creo que uno deja de escuchar las frases de aliento que con tanto empeño intentan armar los que nos rodean, todo lo que se diga es repetitivo e inútil pero eso sí, muy agradecido y clarificador para saber quien está contigo, solo para eso, porque la pena sigue doliendo por dentro. Ahora sé que no importa lo que se diga tanto como el ESTAR presente y SER un apoyo en todo momento.

Aún no extraño a mi abue y no creo hacerlo, acepto con alegría su partida pues extrañar es sentir la ausencia de alguien y en mi caso eso es imposible, mi abuela vive en mi interior, en mis recuerdos, en mis conversaciones, en su ejemplo y en todo el amor que me ha dejado. Soy afortunada de poder decir que la aproveche hasta el último momento, fui como una esponja a su lado que absorbía cuanto podía, la disfruté, le saqué jugo a nuestras pláticas y la vi entera hasta sus 92 años. Afortunadamente fue cuestión de pocos días su enfermedad a comparación de mis otros dos abuelos que murieron después de una agonía de casi un año cada uno. Era terrible verlos acabándose poco a poco y la familia alrededor haciendo esfuerzos extremos por mantenerlos con vida cuando tal vez ya ni los mismos enfermos querían vivir. ¿Por qué será que sabiendo que es un proceso natural nos cuesta tanto aceptarlo y soltarlos?

Hay quien dice que la parte más dura es cuando vemos depositado el ataúd en la fosa, yo solo sé que cerré los ojos y me hundí en el pecho de mi padre mientras que en mi corazón eran como martillazos cada vez que escuchaba el ruido de la pala contra el suelo para levantar la tierra que la cubriría. Fue una tarde gris sin duda.
Siguiente paso; los recuerdos entre primos, queriendo recuperar y acariciar cada momento vivido en la infancia cuando podíamos disfrutar de los abuelos y ni nos preocupábamos porque envejecieran. Y el paso que aparentemente cerraría está historia; vaciar la casa de mi abuela junto con todos sus recuerdos, dividir y regalar sus pertenencias, ir abriendo cada cajita guardada en su closet todas con sorpresas que solo nos confirmaba una vez más que fue una mujer dedicada a juntar cosas para después repartirlas entre todos.

Los abuelos son ejemplo de vida, sabiduría y experiencia. Si tienes la fortuna de contar aún con ellos, llénalos de amor cada vez que puedas y exprime el instante que te comparten ya que tenerlos ó llegar a una edad avanzada es un verdadero privilegio.
El proceso de asimilar la noticia seguirá por cuestión de meses o tal vez años, no lo sé pero lo aprendido hasta el último momento perdurará por siempre.