lunes, 8 de febrero de 2010

YA LO SABÍA!

Esa frase me la he estado repitiendo todo el tiempo en mis pensamientos, es algo que me está acribillando. Y es que cuando nuestra intuición nos dice algo con fuerza y nosotros nos negamos a escucharla porque nos duele la verdad, tontamente elegimos postergarnos la noticia y tapamos todo lo que nos lo recuerde como si con eso la elimináramos.

Por ejemplo, uno siempre sabe quién es el que está más involucrado sentimentalmente en una relación de pareja, todos sabemos muy bien cuando alguien nos está mintiendo y más aún si es una persona cercana le adivinamos hasta los gestos. Sabemos perfecto cuando las cosas no van a funcionar y aún así por qué insistimos?, por qué somos tan aferrados?, No sería más sencillo hacerle caso a las luces preventivas desde un inicio cuando se nos presentan las primeras señales?, no sería una buena forma de evitarnos la desilusión a futuro?.

Todas estas incógnitas estoy segura que la mayoría nos las hemos formulado alguna vez y aún no encuentro quien me dé una razón lógica.

La intuición es como una vocecilla interna que nada tiene que ver con el razonamiento o la deducción, es simplemente algo que se percibe, se siente. Si le permitiéramos hablar claro y fuerte cuántos golpes de la vida nos ahorraríamos?. Como yo ahora, que elegí confiar tonta y ciegamente en alguien que quería, apostando a que todo se manejaba transparente entre nosotros y que existía la confianza necesaria para tratar cualquier tema, dejé pasar las luces amarillas y al paso de los meses descubro que todo era una farsa completamente armada maquiavélicamente.

No me quiero meter en el tema de lo complicado que es confiar de nuevo en alguien que te ha fracturado emocionalmente, sino en el poder de nuestra intuición y la tranquilidad que puede ofrecernos si aprendemos a escucharla. Lo importante es lo que sentimos. Esas sensaciones que todos tenemos, de una fuerza que te habla para guiarte. Si no le hacemos caso terminamos por no ser felices, pero si le hacemos caso, los acontecimientos surgen sin problemas. Aunque tengamos que pasar supuestas calamidades, si nos escuchamos, nos sentimos libres. Si nos escuchamos, al final de nuestras vidas podremos echar la vista atrás, convencidos de que lo que hicimos fue lo acertado o por lo menos siempre convencidos al hacerlo. Es un regalo tener esa guía todo el tiempo para cuando necesitemos consultarla, en serio, es gratis y nos conoce mejor que nadie. Nos ayuda a discernir entre la gente, de inmediato sabemos si hay alguien que nos vibra bien o si es todo lo contrario y por qué. Si desarrollamos la intuición como un modo de lectura hacia los demás, hasta sabemos perfecto cuando nos dicen la verdad o se nos miente, que no queramos ver la verdad eso ya es otra cosa… O cuestión de tiempo.